
Hace unas semanas me encontraba yo atrapada en las calles de la zona diez, intentando llegar al bulevar de Vista Hermosa. Desesperada porque me había tomado más de una hora recorrer tan solo dos kilómetros, pedí ayuda a San Waze quien, solícito, me guió hasta la octava avenida. No me fue nada mal hasta que me acerqué a la esquina de la segunda calle "A". Solo me faltaba una cuadra y media para llegar al bulevar. Si estiraba la cabeza, podía ver que, en la calzada, el tráfico fluía bastante bien. Me alegré de mi suerte hasta que me percaté de que la cola en la que yo estaba no avanzaba casi nada. Los minutos pasaban sin que se moviera más que unos pocos metros. No comprendí qué sucedía hasta que estuve de tercera en la fila y pude analizar la situación (eso de bueno trae el tráfico denso: nos obliga a ser más observadores para no morir de aburrimiento o desesperación).


Pocos minutos después logré incorporarme al bulevar, circular y llegar a mi casa.
En el camino me puse a pensar en la falta de cortesía que derrochamos la mayoría de los guatemaltecos al manejar, sobre todo cuando se refiere a ceder el paso a otro vehículo. En el momento en que sentimos que alguien se va a poner delante de nosotros, apretamos el acelerador de tal forma que incluso nos arriesgamos a chocar contra el bómper del carro de adelante.
Y es ahí dónde yo me pregunto: ¿por qué los chapines no adoptamos la cultura del uno por uno?
Esta cultura consiste en dar paso cuando, por alguna razón, dos carriles se cierran y forman uno solo y, en vez de lanzarnos como leones a defender nuestro espacio en la fila, dejamos que pase el primer carro que está a nuestro lado. Una vez pasó ese auto, es nuestro turno y luego le toca al que va detrás nuestro para volver a empezar. Lo mismo sucede en los cruces, si todos sabemos que pasaremos en algún momento ninguno va a bloquear las intersecciones.
¿Se entiende lo que quiero decir? ¿Había escuchado antes esto del «uno por uno»? Estoy segura de que si pusiéramos en práctica esta pequeña muestra de civismo, nuestra vida sería más agradable (por lo menos en el tráfico).
Patricia Fernández
Marzo, 2018
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